-Moraleja-dijo el narrador-: la locura es una flor en llamas. O en otras palabras, es imposible inflamar las cenizas muertas, frías, viscosas, inútiles y pecaminosas de la sensatez.

Angela Gorodischer
en La resurrección de la carne.

30.12.11

El que busca no encuentra

Por lo menos me pasa siempre que quiero buscar en mis blogs antiguos, voy leyendo, perdiéndome, anotando, pero jamás encuentro lo que busco.
Hoy buscaba un artículo que escribí sobre un cuento de Aída Bortnik, una guionista y escritoraza argentina, que tenía una sección en una revista llamada Humor, era la resistencia en tiempos de dictadura, una revista que tenía el valor a través de su humor de decir cosas que a nadie se le podía ocurrir decir en aquellos tiempos.


Y entre sus secciones, había una que me encantaba, era la de Aída Bortnik y sus cuentos, todavía recuerdo su caricatura. Lástima no encontrarla. Eso andaba buscando, eso y un homenaje que le hice hace unos años, en uno de mis blogs.
Pero el caso es que, gracias a la memoria, que a veces también, busca y no encuentra, o encuentra sin buscar, como en este caso, se me apareció hace pocos días, un cuento de esta mujer, la Bortnik, llamado Hagamos Una Lista.
Y me acordé, que en aquellos tiempos sin la velocidad y la virtualidad de los e-mails , se lo fotocopié a mi hermano que se había ido a vivir al extranjero, y se lo mandé, incluyéndolo en mi lista.
Este cuento, viene a decirles lo que pienso sobre este fin de 2011.
Dice así:


- "Muy buenos días, señoras y señores pasajeros!" - El cielo estaba gris, el vagón frío, éramos muchos y casi todos nos hubiéramos reconocido si alguna vez nos hubiéramos mirado. Sin embargo, la voz del vendedor sí pareció despertar una especie de recuerdo.... - "Como ven, no traigo entre las manos nada para venderles ..." era casi irritante, porque el hombre hablaba con timidez abrumadora, y no resultaba sencillo con él, como con otros, limitarse a esperar que terminara, previendo su discurso y sin mirarlo. - Hace un tiempo empecé en esta tarea y aunque la mercadería que ofrezco me ha costado tan cara, que no quisiera vivir otra vida en la que me viera obligado a pagarla, la ofrezco sin precio fijo. El sistema es raro, pero la oferta tampoco es fácil de encontrar en los negocios y prefiero que las damas y caballeros presentes la adquieran sólo en el caso de que, como a mi, les parezca de uso indispensable, y pagando no lo que crean que vale sino lo que sientan que pueden. A lo mejor así, ustedes y yo podemos seguir manteniendo este sistema.."-
Parecía fatigado y algunos de nosotros estábamos seguros de haberlo visto ya y de haber comprado algo que ofrecía. Ahora, todos lo escuchaban: los que seguían con los ojos cerrados, la señora del pañuelo en la cabeza, la de la nena en brazos, el viejito y el señor del portafolios, el muchacho sin saco, y la rubiecita aferrada a su novio.
Carraspeó y, como si lo recordara de pronto, cobrando ánimos, aplaudió el aire delante de su cara, a la manera de los magos antiguos: - "Les ofrezco una idea. No está completa, no puedo afirmar que sea original, no puedo asegurar que funcione de la misma manera para todos ... Pero sé que es una buena idea - sonrió, como si suspirara - porque antes de ofrecerla a los señores pasajeros, la he probado yo mismo." - Se calló un momento, con ese sabio silencio de los buenos vendedores. Y cuando volvió a hablar, había cambiado totalmente de tono.
-"Señoras y señores pasajeros: todos nosotros compramos, cada día, minuciosos relatos de muerte impune, miserables recuentos de crueldad infinita, desbordantes crónicas de locura, devastación y sangre, reducidas a cifras de un balance en el que siempre somos perdedores. Todos nosotros desayunamos, cada mañana, la amarga realidad de que la muerte tiene mejores titulares que la vida. Ninguno, supongo, sin embargo, propondría que los diarios dejaran de publicar los asesinatos, sino que los asesinos dejaran de gozar de buena salud para celebrarlos. Entretanto, como el tema es urgente, tendríamos que buscar otro espacio para vendernos a nosotros mismos los titulares que testimonian que no todo está perdido. Un espacio interior, pero expresivo." - Sacó un pañuelo, se secó la cara desordenadamente y se quedó mirándolo, como si no recordará para qué servia. Lo arrugó en la mano y, mientras parecía ruborizarse casi violentamente, abrió los brazos con una fuerza insospechada y gritó, pero como si suplicara: - "Hagamos una lista, cada uno la suya, una lista humilde, pero minuciosa, de todos los gestos y toda la gente que nos hacen bien. Una lista personal, sin prioridades, sin famas, sin mayúsculas ... Con el perdón de los señores pasajeros y sólo a manera de ejemplo, leeré la mía." - El papelito que sacó del bolsillo estaba doblado en cuatro y escrito de ambos lados. Recitó, con pudor pero en voz alta: - Mi primo Tito, que es médico porque le gusta curar a la gente y que tiene úlcera porque traga todo el dolor para aliviar; los señores Álvarez Marián y Barbeito y la Señorita Marta, que venden máquinas de escribir, enfrente de mi casa, y tratan a todo el mundo como a un semejante; el dueño del garage que hace favores como si viviera de eso y el Morocho que lava los coches mientras da consejos que parecen abrazos; el cartero que entrega las cartas con dirección equivocada, porque se siente responsable de que la comunicación no se interrumpa; mi abuela con nombre de flor, que enterró a sus hijas y siguió siendo capaz de querer a los hijos de otras..." - Se detuvo de pronto, miró de frente, con los ojos extrañamente húmedos. Dobló el papelito despidiéndose: - "Muchas gracias por su atención, señoras y señores pasajeros. Y espero que pasen ustedes un buen día." -
Mientras guardaba la lista, algunos comenzaron a rebuscar billetes en sacos y carteras. Otros, sin embargo, eligieron un pago diferente. Empezaron una lista en un papel cualquiera, escribiendo con letra chiquita.


y así...con letra chiquita, en un papel cualquiera, hagamos la lista de la gente que como héroes cotidianos, nos ayudan a vivir.
Yo encabezo la mía con mi hijo Baltasar y la sigo con mi tía Darinka.
Dos personas que este año me enseñaron a soportar la noche más negra, casi tan negra como la que comenzó en 1492, cuando Hernán Cortés , el llamado Señor de la Gran Noche Oscura, pisó tierra maya, según la Cuenta Larga escrita en el Chúmilal Wuj, o libro del destino, y que terminará, según los Ancianos, el 20 de diciembre del 2012.
Pero la lista hoy se me hace interminable. No sé por qué. Será que el dolor enseña y que nos vuelve cada día, un poco más sabios.

La caricatura de la tapa de la Humor, es Bignone, ayer fue condenado por tercera vez, por crímenes de lesa humanidad. Fue el último presidente de facto de la Argentina.

21.12.11

La marcha de Yepes



1.Desde hace un par de días, tal vez más, resuena en mi cabeza esta marcha irlandesa. La posteó una amiga recién estrenada del facebook y hubo algo que activó otra cosa. No lo sé. Le doy vueltas y vueltas. Como las cajitas musicales que empalman una y otra vez la misma melodía. Mi hijo ya escuchó como tres versiones distintas . Yo las escuché también, cómo no escucharlas si él pone el volumen a tope, pero nada. Ni un pelo me tocaron.
En cambio, esta que posteó mi amiga, sí. Y si alguno intenta reírse de mi facilidad con que bautizo a la gente que conozco como amigos, les digo que piensen un poquito nada más en gente de su familia que los haya traicionado, que se haya vuelto de espaldas cuando más la necesitaban, y ahí está el porqué de mi sobre dimensión a los amigos de la vida. Hay momentos en que llegan ángeles, no tengo otra forma de llamarles -perdonen mi religiosidad-, que llegan justo cuando uno está a punto de perder el equilibrio, de patear el banquillo. Antes de que la cuerda apriete el cuello y diga basta, antes de que la dosis sea demasiado alta, antes de que las ruedas del coche te amasen como un canelón, llegan ellos. Los enviados. Los ángeles. Los que  suben a su muro de facebook alguna música sin querer y paf, te dan un cachetazo de infancia, de conexión, de eje, no sé bien cómo lo logran, pero quizá como esos traumatólogos que están tan bien entrenados que en un minuto te colocan un hueso en su lugar sin que vos te des cuenta del dolor.
Estas gentes, para mí, pasan a llamarse amigos. Y amigos para siempre. Aunque no los vea más. Nunca más. Aunque no les pueda devolver jamás lo que me dieron.  Cómo hacerlo? Cómo provocar lo mismo , esa conexión fantástica con nuestra infancia sin haberla compartido, ese re-ubicarnos en nuestro eje sin saber cuál es?
Hay gente que compartió útero, y no tiene la capacidad ni la magia de estos ángeles, sí...rían nomás, estos ángeles del deseo de Wim Wenders , que flotando en el espacio llegan y tocan el timbre de casa en el instante preciso? Y aunque lo digo por experiencia, no lo tomen literalmente, porque ya veo que uff...la que se me arma ahora. Ja!.
2. Desde ese día, en que escuché esta marcha por vez primera, y decir esto a los veinticuatro años es una cosa, y decirlo a los cuarenta y ocho es otra, ¿no? desde ese día, les contaba, que me despierto con la marchita en la cabeza. ¿En el hipotálamo? ¿El los lóbulos frontales?  No sé. Adentro. Está adentro. Y suena. La cuerda de la cajita de música soy yo al moverme. ¿La hora en que suena con más potencia? El despertar. Sean las tres de la tarde o las seis de la mañana. No importa. Suena. Tan tan tarantán- tan, tan tarantán tan tan...y así.
¿Que estoy loca? Ya lo sé. ¿ Y ?
3. Hoy después de algunos días de calor insoportable, de sol que me angustiaba porque es verano en Buenos Aires, y hay que cerrar persianas y prender ventiladores, y mojarse a cada rato, hoy, llegó la tregua. Desperté con el brillo del gris en mis pestañas. Y así, como la Wander Woman de nuestra infancia, me convertí en un pispás en madre perfecta, tía perfecta, sobrina perfecta, y detengámonos ya.
Como buena madre, me puse a hacer unas natillas que desde ayer quería hacer, pero había que revolver mucho tiempo al lado del fuego y la sensación térmica del día de ayer no me lo permitió. Hoy, mientras revolvía, durante ese tiempo que es eterno hasta que la leche va tomando espesor y a la cuchara de madera le va oponiendo cada vez más resistencia, la marcha irlandesa en versión Yepes me acompañaba desde dentro. Recordaba cuándo fue que dejé de ser madre abnegada y ama de casa juiciosa, cuándo me empezó a importar más escribir que cocinar, desde cuándo escribo en computadora o notebook y no a mano como siempre lo hice, qué le pasó por la cabeza a la gente que me retiró el saludo después del asunto con el pendejo, no eran acaso ellos los defensores de quebrar toda regla, toda norma, no se jactaban acaso de buscar oscuridad y sentirse atraídos por los personajes oscuros de la vida? Cómo estaría rindiendo mi sobrino? Sabría que lo querré siempre, siempre, siempre, como a mi hijo, haga lo que haga, diga lo que diga? De dónde sale ese sentimiento atroz de defensa de un hijo, o sobrino en este caso, de no poder despegar su carita tierna, su baba , su olor a leche, de su imagen actual, despreocupada  e indiferente, cruel a veces, resolviendo con un No me di cuenta! nuestro planteo de ¿por qué me lo hiciste? clavándonos un tenedor en las venas como el hijo de la protagonista de La luna , de Bertolucci? Mi madre siempre me decía que yo era tágica. Mi hermana , lo sigue diciendo, que soy exagerada e hipensensible.  Mi psiquiatra demasiado humilde y además, culposa al pedo. Hooombre! Empezáramos! por qué no se ponen de acuerdo no? Pues nada, las natillas ya estaban listas y yo seguía, tan tan tarantán, tan tan tarantán...
4. En eso vino mi tía, y cuando viene mi tía, viene mi tía. Es lo más lindo que hay en la tierra pero hay que detener las rotativas. Ella con sus ochenta y cinco años y su bastón , merece eso y algo más. Pero mínimamente eso. Que la leche, que los huesos, que el tiempo...y yo, tan tan tarantán- tan tan-tarantán...que sí tía que está a dos con cuarenta en el Día, por lo menos yo la compré a ese precio el otro día. No...dos con cuarenta y nueve. Tan tan tarantán...Puede ser tía, puede ser, pero más o menos, a ese precio. Porque mirá, si vas acá  a los chinos, tienen la misma pero al doble!. tan tan tarantán, tan tan tarantán. Bueno, te dejo que se me va a hacer tarde , ¿necesitás algo?¿ Qué? ¿Mi tía, a sus ochenta y cinco , con su bastón y su pinta de viejita francesa de el inspector Clouseau me dice si yo necesito algo? No tía, le digo, y la acompaño unos pasos, pero la marcha vuelve a empezar, esta vez para recordarla a mi tía hace veinte años, hablando  de su madre como la sorda, gritándole en esloveno, para que la escuche. Cómo te la da la vida. Lo que hacés recibís. Ella que tenía oído de tísica, ahora no escucha casi nada. Jamás por ejemplo, podremos ya, compartir la marcha irlandesa de Yepes, y eso me entristece. Está viejita. Y yo avanzo hacia allí, al mismo punto. Sin detenerme. Como todos. Aunque el tiempo , el jodido y relativo tiempo, se quede quieto. tan tán tarantán- tan tan tarantán.

Y eso es todo amigos, aunque no dije nada de lo que quería decir, no porque no lo pueda decir, sino porque ya se me fue de la cabeza, mientras fregaba pisos, lavaba el baño, separaba ropa oscura de clara, daba de comer a la gata, desayunaba ,
fumaba,
tendía,
estrujaba,
contaba,
pisaba,
marchaba como las estrellas que no veo en el cielo
porque es de día
marchaba
como los acordes de Yepes
y su guitarra.

Tan tan tarantán-tan tan tarantán...

(a María Cristina)

17.12.11

Un día cualquiera entre los vivos.



Me despierto a las tres de la tarde, la vida me sonríe desde su resaca de anoche, estuvo lindo me digo, les voy a escribir algo a los chicos, huelo así como de sopetón el aroma de los jazmines que me trajo de su propio jardín la que organizó la velada en casa, lindo, estuvo lindo me digo, la casa en penumbras, afuera hay un sol, uf, calor también, la gata duerme, anoche me la olvidé en la terraza mientras todos estábamos hablando de, de qué, de qué hablamos anoche?, me acuerdo de la mina del kiosko, ja! refiriéndose con su boca en U a la medida de las partes de los maridos de las mujeres según hablan, qué guasa, y la pelirroja? la ginecóloga diciendo sí, así habla la mayoría, las partes, pudendas aclaró el que llevaba el cartelito abrochado por un botón, no sabía , jamás lo escuché dijo la que sabe latín, con y griega aclaró el del cartelito, a ver si me confunden, naaaa...acá nadie te va a confundir, le aclaré, el vino se multiplicaba sobre la mesa a medida que el timbre sonaba, qué bueno, hay para beber, no moriremos de sed, estuvo lindo, el agua en la pava comenzaba a emitir ese sonido que conozco, ese sonido matutino que hoy gracias a lo lindo de ayer, era vespertino, la yerba y su aroma, un atado de cigarros me fumé, por eso la garganta así, qué graciosa la del pelo largo cruzando la calle, perá, perá que nos morimos acá, graciosa era poco, qué lindo pelo tenés, le dijo el hijo de la kioskera, la U en la boca para catalogar a sus clientas, las que piden así, viste? las que piden así, las finas, jaja, qué tipa! y la otra le seguía el verso! , así empiezan viste? dijo la kioskera, qué lindo pelo, qué lindos ojos, por qué te metés en mis cosas má?, qué lindo!, ¿y lo del café en la farmacia de turno?, más!, qué bueno, coronados de gloria vivamos con el dolca que supimos conseguir, mirá que hay que tener suerte eh?, despertar a una pobre piba de guardia en una farmacia y conseguir los laureles del himno, o el dolca para cortar el vino, no? a esa altura de la noche ya, qué bueno, un mate caliente, ahhhh...esto es vida, vuelta a la cama, ahora le escribo a los chicos, qué lindo! y el loco de Patagones que no apareció, pero qué lindo mensaje, los quiero a todo infelise!, así, infelise nos escribió, con el humor del que sabe nos va a hacer reír, infelise, má infelí será vó, estaba por contestarle, que no llegaste infelí, pero había tanto amor en su mensaje, tanta recomendación de cuidar en su nombre lo que vale que, ¿para qué no? , mejor contestarle bien al infeliz, si al fin y al cabo no pudo llegar, doscientas leguas de Patagones a Devoto, sí? tanto habrá o será poco? mirá que no saber lo que mide una legua! ahora lo miro en la wikipedia y me saco el entripado , no me va a dejar así el tipo, pero qué lindo che, qué linda gente,con la patrona de la fiesta ahí, sentada como en un trono, fumando esos finitos, el otro con su camisa blanca impecable auto designándose dios,  y el que me pasó el mensaje del infeliz de Patagones, el de la aclaración de la y griega, qué bárbaro, todo lo que contó, con esa simpleza, buena gente, good boys...ahistá mate, notebook, cama, facebook, bien, miremos primero los mensajes...¿Cómo? pero, pero qué dicen estos infelices? ¿cómo son capaces de joder con, qué...?

BromapesadaSuicidioPatagonesCocheríaConfirmación: dolor, dolor, dolor.

Y Cesaria acompaña al infeliz que no llegó. ¿Qué día es hoy?

A Fermín. A Cesaria. 

11.12.11

Melancholia




Lars von Trier filmó una película que habla de eso,
la puta melancolía que avanza en su vuelo
como un vals de recién casados ,
con la tierra, con dos hermanas ¿melllizas?,
con un  pendejo, con un marido
que quiere cuidar pero que tiene más miedo él que su
frágil y obsesiva mujercita.
bella en sus ojos
en su cabalgar
en su miseria de rica trastornada.

La rubia, la hermana,
todo lo sabe todo lo acepta
una especie de bruja erótica
tía "quiebrahuesos"
también cabalga junto a su hermana.

Hay algo en Lars von Trier que no termina de gustarme.
Aunque lo apasionen los mismos temas que despiertan mi apasionamiento.
Hay algo que va y que viene en su films.
No sé si creerle.
Me parece que es como esos tipos que quieren ser oscuros pero sus amigos están todos bien iluminados por los focos de la fama. Una oscuridad mentirosa.
Me parece que lo asusta la pobreza y la mugre
la miseria misma
la locura en serio.

Es demasiado bella su locura.
Y la locura nunca es bella,
Nunca.
Nunca.
Nunca.

La locura babea, escupe, huele mal, tartamudea. Vuelve vidriosos los ojos
congelados en el más allá, en un mundo indefinido ,indiferente,
no apocalíptico, no alegre. Estúpido y rítmico. Como algún músculo del cuerpo que tarda en darse cuenta de su movimiento.

La locura no siempre es aparatosa. Aburre. Casi se disimula comprando el pan de todos los días. Casi, hablando en un tono correcto.

Por eso no termina de convencerme Melancholia. Es demasiado bella. No le creo.
Los melancólicos somos mucho menos aristocráticos que sus dos hermanas.  Verdaderamente oscuros. Pegajosos. Mendigos. Insoportables.

10.12.11

Ella

Hace más de veinte años cuando murió mi vieja ella me abrazó apretado
me dijo llorá
yo iba y venía del agujero en la tierra al coche fúnebre
peleaba por unas flores que no habían bajado

hace unos años cuando  murió mi viejo ella me abrazó apretado
me dijo llorá
yo le sacaba fotos al nombre estampado en el cajón de madera
para retener esa imagen que tantas veces soñé

hoy la escuché hablando con mi tía en la escalera
hablaba en esloveno como siempre

entró a casa
lloramos las dos

ella perdió a sus dos hijos en un accidente
22 y 17
el más chico tendría mi edad hoy

pero hoy no me dijo llorá
me dijo hay cruces de madera o de metal
la mía es de hierro

de aceite hirviendo en la panza cuando tenía un año
justo cuando moría su padre
de casorio con un mal tipo
que les dio la llave del auto a sus hijos la noche del accidente
de hierro
juntada con un jugador
con alzheimer
de ser arrastrada por los pasillos cuando le dio por golpearla
hasta que lo internó
hoy va cinco veces por día a verlo
él no sabe quién es
pero ella es lo único que tiene

la familia no existe
dice
uno siempre está solo

carga su cruz y llora
el abrazo apretado ya me deja tocar sus huesos.

En la foto con su hijito mayor.

7.12.11

sin antibiótico

huelo a glade 
esos asquerosos desinfectantes de ambiente
que se ponen en aparatitos o solos
no sé por qué huelo a glade
glade lavanda
me marea
huelo a fiestas navideñas
huelo a mate frío
huelo a tiempo podrido
desde las anginas pultáceas de la vida
sin antibiótico
y no sé cómo volar de acá.

1.12.11

Qué pasa en la Argentina hoy, según La Nación.

Y, ¿qué pasa en el país? Esa fue la pregunta quizá, que disparó una serie de acontecimientos de mayor o menor importancia, pero gracias a los cuales hoy, siendo las siete de la mañana,no estoy donde debería estar, sino en la cocina de un familiar leyendo el matutino La Nación, diario que en este país leen o leían, en general, las clases altas o medio altas y después de las crisis y sacudidas de los años 80, 90, y etcéteras, siguen leyendo las gentes que lo eran, que aspiraban a serlo, o que no se querían mezclar con la gente del pueblo, digamos, y acá tengo que hacer otra salvedad, porque si la gente del pueblo es la que lee Clarín, estamos realmente fritos.
Ustedes disculpen las generalidades, sé que no suelo hacerlas, lo que pasa es que estoy un poquito apurada escribiendo esto antes de que despierte quien no se tiene que despertar, ya que eso provocaría una cantidad de situaciones nada convenientes, ni para mí, ni para su familia, ni para él, pues sufre de una enfermedad que, nunca se sabe para dónde va a correr .
Y les decía, disculpen las generalidades porque ahora que fui y vine hasta el dormitorio , para controlar que todo esté dentro de sus cauces normales, se me vino una palabra a la cabeza, palabra que se usa para hablar de la gente que lee este diario, gorilas, la cual me parece demasiado grosera para definir a todos sus lectores, pero bastante acertada para hablar del diario.
Porque digámoslo sinceramente, es difícil ver a un obrero en Aldo Bonzi con un diario de estos bajo el brazo, bah, digamos más bien  que es imposible; o puede un canillita en la villa del Bajo Flores quedarse sin un ejemplar de este periódico el día domingo, tampoco. Así que digamos que sí, que puede decirse que el diario es gorila. Y tomo gorila en su acepción más antiderechista, no en el sentido antiperonista, eh?
Por lo tanto,  aunque uno siempre debe saber qué piensa el enemigo, tampoco es tan idiota de todos los días, gastarse casi cinco mangos en comprar un periódico como este, si sabe que los suplementos más atractivos del periódico, serán provistos más tarde, más temprano, por alguna tía gorilona, o algún amigo pseudo intelectual, que se quiere dar un halo de gente "bian", de nuevo yuppie, nuevo rico, rico tipo o como quiera llamarse.
Así que volviendo al tema en cuestión, estoy leyendo , a las siete de la matina, un diario que nunca leo, que se llama La Nación, pertenece al grupo mediático más grande de este país- el grupo tiene algo así como cuatrocientos medios - que si para los antiguos, el número cuatrocientos era usado para contar una cantidad impensable, digamos que para nosotros tener cuatrocientos medios bajo un mismo grupo mediático, es tener el control , casi , casi la información básica de un  país como el nuestro. Este diario además, viene segundo en el ranking de los más leídos, el primero es Clarín por supuesto, y es el de los hombres y mujeres "civilizados" de esta patria -decir pueblo quedaría horrible,¿no?- de esta gran patria argentina, salud.
Y ahora vayamos a lo que realmente interesa, a mí por lo menos, y que fue lo que interrumpió mi desayuno para abocarme rápido, antes que se despierte el que no se debe despertar, y escribir estas reflexiones mañaneras.
Lo primero que veo, y juro que porque estaba en ese orden sobre la mesa, es el suplemento de economía y el cuerpo principal del diario como si no hubiesen sido leídos, ni tocados siquiera , y llegado hasta ella como una en una alfombra mágica y voladora.
Entonces la primer cosa que puedo leer, sin siquiera ponerme los lentes, es leer este titular: ECONOMíA Y NEGOCIOS, sigo, EN EL MES DE LOS CONTROLES,EL DÓLAR SUBIÓ ENTRE 4 y 20 CENTAVOS , nota que ocupa más de media página, y no de cualquier diario, digamos que estamos hablando de unos 35 cm x 65. O sea, un pedazo de diario.
Bien, eso no es todo, si uno sabe todo lo que  se dijo antes, que este diario está específicamente diseñado para esa gente que es argentina, pero que tiene sus intereses en el extranjero, siempre. Y cuando digo extranjero,  amigos españoles, no digo saharahuis, senegaleses, no, digo extranjero, y en Argentina, esa palabra se refiere a gente no bian, sino super super biaaan, gente con estilo, nacida allende los mares (Atlántico), europeos, o bueno, tal vez, norteamericanos, esa gente que pertenece al primer mundo, no?  No importa si es del pueblo más bruto de Estados Unidos, no, lo importante ES que sea de Estados Unidos, y hable un idioma que a nosotros, los argentinos, nos da un glamour, no? y que, bueno, si no sabemos hablarlo no importa, mientras sepamos francés, o alemán, mirá. O que tengamos acento de Madriz, así, con zeta, todo eso suena biann, entendés? El italiano no tanto, porque hay mucho tano bruto...polaco, nooo...suena a nena pobre en campo de concentración,  no, ya dije...Ingléssss, fgrancéssss, oui, o Alemán! Heil! eso, así sí, suena bien, no importa la crisis europea, no, lo importante es la ropa de Zara, viste? viste che que me compré esto en Zara? ah sí? Si...y esto es de...así...así...así.
Me aboco entonces a leer la respuesta que da el diario La Nación, para la pregunta que escuché ayer. Che, ¿qué pasa en Argentina?
Uh...buenísimo, voy a enterarme de lo que opina , así, sencillamente y en una columna pequeña, este segundo gran diario argentino, veamos:
Empiezo por los títulos y termino por algunas frases, ¿sí? Ahí vamos. Viviendas de Clase Media. Heladeras Nacionales. Club privado de compras. Inversión en una pantalla en LED. Ampliación de un frigorífico. Sigo por la tapa del diario. Avanzan proyectos de ley polémicos. La Argentina tiene que cambiar, y mucho, su sistema educativo. Ahá, mierda!
Ahora de cada uno de esos títulos les doy aproximadamente un dato o dos como mucho.
Clase Media:
la desarrolladora X anunció ayer una inversión de 80 mil dólares para comprar tierras y construir un complejo de viviendas dirigidas a la clase media. Bien.
Heladeras Nacionales:
El grupo mexiano X invertirá 80 millones de pesos para incrementar su producción de electrodomésticos en el país. Bien.
Club privado de compras:
X argentina,  el club privado de compras online, anunció que durante 2011 superó los 2 millones de dólares en ingresos lo que representa un incremento del 100 % respecto al año anterior.Oh, muy bien!
Inversión en una pantalla de LED:
Con una inversión de 500.000 dólares, la firma X publicidad, puso en marcha una nueva pantalla de LED de 120 m2 en la esquina de la Av. 9 de Julio y Corrientes. ¿No será demasiado gasto? bue sigamos.
Ampliación de un frigorífico.
El ministerio del Campo de San Luis, comenzó la etapa de ampliación, refuncionalización, y equipamiento del sexto frigorífico provincial, cuya inversión demandó una inversión de 10, 2 millones de pesos. Pero muy bien!
Me voy a la tapa, o engaña pichanga.
Avanzan proyectos de ley polémicos. A ver cómo es esto.
"Muerte Digna" e Identidad de Género.
Las dos leyes deberán ser aprobadas por el senado, Diputados ya les dio media sanción. Se aprobó además una propuesta para garantizar el acceso  gratuito a los tratamientos de fertilización asistida en los hospitales públicos. Excelente.
Y para terminar, amigos míos:
LA ARGENTINA TIENE QUE CAMBIAR Y MUCHO, SU SISTEMA EDUCATIVO:
afirmó el ex mandatario de Brasil Cardoso.Ohhh..ya sabía que algo estaría mal...
"Tengo amor y también envidia de la Argentina por la base cultural que tiene. Todos los brasileños la han visto siempre como nuestro espejo. Ahora, la Argentina se ha dado cuenta que tiene que seguir siendo el espejo de América Latina, y para eso tiene que cambiar, y mucho, su sistema educativo, como lo está haciendo, por lo menos, en algunas cuestiones fundamentales. Estoy convencido de que va a lograrlo". ¿Cómo? que, él, Cardoso fue el que dijo eso? ¿que , que está convencido de que estamos haciendo las cosas bien?¿Nosotros?
Digo yo, ¿no?, tonta e imbécil argentina, ¿si el diario que más critica al gobierno nuestro de cada día, junto a Clarín, los dos adalides de la oposición, ¿no? digo, si La Nación, que siempre fue de derecha, gorilón y oligarca, digamos , tiene esos titulares en su portada y en la portada del suplemento economía de hoy, ¿qué pasa en Argentina? ¿No será que estamos bien? Nooo. boluda!... somos argentinos, no sabés lo que significa eso? Ah, cierto. Por un momento pensé que...pero no. Vamos al suple de Internacionales, ellos sí que importan.

27.11.11

Predestinación


Lo dijo ayer Panceta, el protagonista de la película Caño dorado. Y fue una reivindicación, lo sentí así. Todo tiene que ver con todo. Como si de antemano supiéramos lo que va a pasar pero nos hacemos los boludos.
A mí me pasa eso. Todo, en mi realidad, tiene que ver con todo. Y sobre todo los nombres. Las palabras. Hay algunas que están esperando quietitas, años, meses, a que les demos valor. A que las usemos. Si no, se nos vuelven en contra, nos ahogan. Así, en estos últimos tiempos, se me están revelando muchas, siento como que estoy mirando esos libros que salieron en una época, en los que uno debía mirar fijamente , muy fijamente, la imagen , hasta que aparecía otra figura que estaba escondida en ella, fueron sobre todo los de Walt Disney Producciones los que los sacaron. Uno miraba muy de cerca y bien fijo, la pata del Donald, por ejemplo, del Pato Donald, y ahí, al rato, se te aparecía la palabra Walt Disney. Cosas así. Es domingo a la mañana y no tengo ganas de ir a buscar esos libros para ser fidedigna. Pero era así. ES ASÍ.
Ayer , antes de ver Caño Dorado, estaba mirando sobre la mesita ratona, la cantidad de libros que siempre se apilan sobre ella. De pronto vi las letras de tapa de la revista que dirige mi hermana. La Balandra se llama. Alejandra dirige la Balandra. Casi una rima infantil. Si no fuera porque en letras más pequeñas dice La Nueva Narrativa. Como ella misma dijo en una entrevista, le habría llamado NN, si no hubiese sido por alguien que la alertó, y le dijo, ¿NN? ¿y si terminamos como NN?  Y ahí surgió la palabra, Balandra, Alejandra dirige esa pequeña embarcación, y me hundí más en el recuerdo yéndome a una novela que leímos  hace años de años. De Liliana Heker. Y digo leímos porque en esa época, con mi hermana compartíamos absolutamente todo. Bueno casi. Sobre todo compartíamos lecturas y escritos. Con Ale leímos casi al mismo tiempo una novela de la Heker, Zona de Clivaje. La Balandra. Alejandra. La Balandra y la Zona de Clivaje. Esas tres palabras asociadas , fueron en ese entonces para nosotras- no llegábamos a los veinte años- de las que esconden algo detrás, un significado que debimos leer en letra pequeña,  la explicación dada por la misma Liliana en la contratapa del libro. O por algún lado del mismo, ya no lo recuerdo. lo que sí recuerdo es el momento en que compartimos ese buceo en la Zona de Clivaje, fue en un colectivo que nos traía del Parque Lezama.
Liliana fue, con los años, la iniciadora de Alejandra en el taller literario. Hay una anécdota muy divertida de la presentación de Ale frente a Liliana, no sé si ellas lo habrán contado alguna vez, así que por las dudas no lo comento. Pero vale la pena, si alguna vez este texto llega a ojos de algún periodista, que se lo pregunten, a cualquiera de las dos.
Decía que asociar la zona de clivaje con una balandra, tiene un algo de predestinación para mí, puesto que el clivaje, o la zona del clivaje es por donde se comienza a quebrar algo, y si mal no recuerdo, aunque tenga el libro mi hermana seguramente, Liliana se refería a las embarcaciones, aunque si uno busca ahora, en la wikipedia, se puede encontrar con variedad de definiciones, en el campo de la embriología, en la psicología, y hasta para definir por dónde un glaciar se comienza a quebrar. Por la zona de clivaje. Ale y yo somos gemelas, y nuestra zona de clivaje, vaya a saber si fue en etapa embrionaria, o fue mucho después. Entonces deberíamos entrar en el área de la psicología.
La cuestión es que, más me meto en una palabra, más me fijo en sus letras, su orden o su significado, más entiendo el universo. Y esa, es la causa fundamental por la que escribo, desde hace más de cuarenta años. Aunque no me considere escritora, sino una mujer que escribe, parodiando al gran Abelardo Castillo, que se define como un hombre que escribe. Y a quien Liliana, en su más tierna juventud, le enviara para colaborar en la revista literaria que el dirigía, una carta con un poema, que terminaron con su incorporación al staff de la Revista El Grillo de Papel, emblemática revista de literatura en los años 60. Revistas, escritores, zonas de clivaje, años dorados-perdón- Caño dorado y balandras.
Es domingo, ya de mediodía, y tengo ganas de ver otra película para conectarme con personajes que hablen de palabras, esas zonas de clivajes o balandras para surcar los ríos de este delta increíble, que es la vida, donde todo tiene que ver con todo, como diría Panceta.
Si a alguno le queda la intriga de qué quise decir con todo este palabrerío, les digo que si miran fijo, bien fijo, si se dejan llevar por los enlaces, y desmenuzan las palabras, encontrarán, no uno, sino varios significados.
Pero para eso hay que ser un apasionado. Y tener un domingo por delante sin mucho para hacer. ¿Es muy difícil de conjugar?

24.11.11

Devuélvanme el pasado


Ayer no tomé la pastilla del olvido. Quería estar presente en mi noche de sueños y vigilias, recuerdos y obsesiones, carteles que indican fechas, lugares, gente.
Ayer, justamente ayer estuvimos hablando de eso con mi psicólogo: los carteles. Recuerdo algunos en mi vida y mis escritos. Ohne Kinder. Baldeaditas. Zwillinge. Ayer fue Olimpo. Mejor dicho "El" Olimpo.
Cuando uno piensa en el Olimpo, aunque José crea que mi pregunta fue ingenua, cuando uno piensa en él, piensa en el paraíso, digamos no? Una orgía de dioses con sus culebrones. Y los imagina a tipos como el gran William Shakespeare echado entre los almohadones de pluma, hasta nuestro local, Alejandro Dolina sentado a un costado, en una butaca tapizada de rojo o en la radio, según cada imaginador.
Pues bien, ayer cuando le pregunté al guía del Olimpo sobre el nombre, me dijo, lo eligieron ellos. Cuando lo construyeron como futura cárcel. Una perversión más.
Así empezó para mí , lo que fue la visita más dura a un campo de concentración, más dura que Dachau mismo, que fue el primero.

Ayer, cuando salí del Campo de Detención, Tortura y Exterminio Olimpo, y a pesar del magnífico cierre con tantos relatos de vida, resistencia y solidaridad- en ese ámbito inmaculado que es la Biblioteca  Popular Carlos Fuentealba, erigida sobre la base de los  libros que prohibió, escondió y quemó la dictadura-  ayer, decidí un estúpido pero sincero homenaje a los quinientos tipos que pasaron o fueron asesinados ahí.
No tomarme la pastilla del olvido. No tomar esa pastilla para mí es, equivalente a pasar una noche furiosamente atolondrada de recuerdos , donde se mezclan en concierto pesadillesco, vívido , tan vívido que a veces dudo de que esa no sea mi primera realidad, personajes de mi familia, en especial mi hermana gemela, el padre de mi hijo, mi propio padre - ayer estaba mucho más viejo, por cierto, y olvidadizo, y le había crecido el pelo, ese que ya no tenía-, mi hermano el zurdo, mi madre literatura, porque si hay algo extraño en esta vida de ensueño o pesadilla, es que a veces mi madre, la que era mi madre, se desdibuja para pasar a ser una escritora, o la compañera de un escritor, ayer andaba entre Pilar Saramago, y mi verdadera, pero con peluca de color oscuro.
Pienso en las veces que las mujeres, madres, familiares de detenidos desaparecidos usaron pelucas para poder darle el último beso a sus hijos.Puede ser por eso lo de la peluca, me digo en el sueño.
Torturarme a mí misma no es de valiente, mucho menos de masoquista, es una estrategia para no perder lo que se procesa en el sueño después de haber recorrido los pasillos del centro, sintiendo los grilletes en los pies, oliendo la putrefacción de la carne quemada mezclada con la orina, los azulejos camuflando  la sangre, los escritos graffiteados arrasados por el salpicré, las ventanas tapiadas.
Al irme a dormir, me vino a la memoria el tema de Serrat, ese que habla de las cosas que le entrega a su amor, en un poema, pero era como un recuerdo de exilio, de esos en los que una siente que perdió su identidad, y que ya nunca más será " la melliza,hija del librero del barrio, ese tipo tan simpático", sino que es una inmigrante con el deber de pagar un derecho de piso, demostrando que es buena mujer, trabajadora y que no viene a robar, que viene a vivir con más dignidad, que vuelve buscando en sus raíces algo de dónde aferrarse.
Pero eso, en el peor de los casos de exilio, de un blanqueo, de la oportunidad de una nueva vida.
En caso de estar tabicado y picaneado en una celda de dos por uno y medio, con dos, tres compañeros más, sin luz, sin colchón, sin agua,  creo que este tema de Serrat, ya no sería un poema de amor, sino de dolor, profundo dolor por las cosas que jamás se van a volver a ver.
Tarareando esa canción, le escribí a Ángela Urondo, no puedo escribir nada, y así fue, si bien me dejé a mano un cuaderno para poder hacerlo apenas pude llegar a leer el libro que me dieron en el Olimpo- al que rocé de cuando en cuando en mi soñar, bajo la almohada, y lo sentía como el brazo de algún compañero- , apenas decía , pude leer algo de él, ver un pedazo de documental en Canal Encuentro, sobre la revuelta estudiantil del 68 en Méjico y apagar la luz, pensando en la que tenía alitas en las sienes, la que recuperó su vieja Olivetti, los que jugaban al ajedrez de tubo a tubo, de celda a celda. Los panópticos, y la anécdota, contada magistralmente por el Turco, más de 500 panópticos, custodiados por un solo guardia borracho.

Mi postura, para dormir durante casi toda la noche, fue la de un feto, lo recordaba a mi padre, cuando murió y lo fui a ver y lo destapé. Un feto. Yo también dormí como muerta . Cuando llegaba al lugar de la vigilia, al darme cuenta que estaba así, me estiraba, me daba la vuelta, pero a la hora o dos horas, quién sabe, me volvía a encontrar en la misma postura, la cabeza transpirada sobre la almohada como cuando era chica, ese olor a bebé entre dulzón y agrio, que había quedado en mi archivo más primigenio.

Me soñé o me vi leyendo el diario, a los once, diez años. Soñé con el número tatuado en el brazo de mi compañera de asiento en el colectivo, con dos lunas dibujadas en un vidrio, con la nieve, una francesa diciéndome loca, la Virgen de Luján , el soldado de la prisión Libertad quien le festejó al tupamaro uruguayo, la navidad, después de ocho años de incomunicación total,  dejando de lado su arma en la cocina de la guardia y comprando sidra de su propio bolsillo, los pancitos repartidos y guardados por Elías-Horacio. El mar que devolvió algunos cuerpos.
Entre la persiana baja vi los primeros resquicios de luz y soñé con la luz de las celdas de ventanas tapiadas.

A pesar de ya ser las seis de la mañana, me incorporé cuando comenzaron los primeros movimientos de camiones, sin querer perder nada de la noche oscura pasada en la memoria, me olvidé de mucho, mucho de lo que quise retener, pero que la luz diurna, el mate, el despertarme tan lejos de una realidad de celda, me borró.
Y eso fue lo más duro, recordar a los quinientos que debían soportar rato a rato, el despertar y sentir que sí, que estaban en un pozo, en el medio de un barrio, de los más tranquilos de los cien barrios porteños. Con el cuerpo entumecido, con la carne lacerada, con el hambre entre los huesos y la memoria.
Podría seguir toda la mañana, es más, toda la vida, escribiendo sobre mi experiencia en el Olimpo, pero mejor es dejar acá, intentar ser mejor persona, más solidaria, más luchadora.
Creo que ese es el legado de todos los asesinados en el pozo del Olimpo, y en todas las cárceles y campos de concentración del mundo. Resistir las ganas de largar la chancleta, y pelear por un mundo mejor con miles de hombres nuevos.

19.11.11

Los flancos descubiertos

Me despierta la voz de una mujer ,no sé si es una testigo de Jehová, una política de tribuna barrial, o una experta en Avón de esas que siempre están en la esquina
con sus chiringuitos llenos de productos.
Me confunde. Su tono es el de experta, su vehemencia la de una fiel evangelista,
su arenga de política . El tema que suena de fondo es el de Eladia Blázquez.
Honrar la vida. Rarísimo para un sábado al mediodía. En esta esquina siempre hay hits de moda o cantatas de campaña. Ahora León Gieco. Mierda! ¿qué es lo que están diciendo en la esquina ?  Capaz que hablan de Siria, y me lo estoy perdiendo. Todo puede ser en esta Argentina poderosa y vibrante de hoy. Lo que ayer era un sueño, una verdadera utopía, hoy es tomado con la mayor naturalidad por todos. Los viejos, los cuaren(s)tones, como dice Beatriz Vigñoli en No somos perfectas, los adolescentes.
Huy! los adolescentes. Hay varios desparramados por la casa. Cierro todas las ventanas que dan a la calle. Me topo con cuerpos en colchones, hay más que uno,
contabilizo tres en la oscuridad pero quizá , sean más sean menos, a veces se amuchan, se juntan como sardinas, a veces duermen tan despatarrados que parecen dos.
Me hago un mate y pienso en lo que falta. Comida. Ya es casi la una y faltan víveres en esta casa. Pero me intimida salir, sin saber qué hay en la esquina. Ayer por ejemplo hubo una comparsa a la tarde, que intentaba recordarnos a los vecinos que era el día de Mac Donalds, mejor dicho, era el día que los arcos dorados -si uno se come un Big Mac- le donan el dinero al Garrahan, un hospital de niños modelo que tenemos los argentinos, y dónde se atiende a pibes con patologías raras de toda Sudamérica. Vendieron treinta y seis Big Mac. Balta, que me acompaña siempre en esta colaboración para el Hospital, hizo el cálculo y me dijo: por qué no le dan directamente dos palos verdes y se dejan de joder?. Me lo dijo zampándose mi triple hamburguesa, no? Yo le dije que tenía razón, pero si nosotros seguíamos colaborando con el día feliz, jamás lo harían. Nos fuimos de ahí con gusto a papa frita .
Sigue la mina en la esquina. Pienso en llamar a mi sobrina que vive cerca para preguntarle qué es eso. Y recuerdo que se mudó hace quince días.
El barrio va teniendo flancos descubiertos. Siento esa ausencia. Antes, cuando llegué a Buenos Aires, estaba casi toda mi familia en tres o cuatro manzanas a la redonda. Ahora hay huecos. Como en el juego de los barquitos. Tocado. Hundido.
Una casa más tomada por gente que desconozco. Mi mapa sentimental se va quedando rengo. Es casi como vivir en el extranjero, lejos de los amores familiares, de mis sobrinos.
Tengo la casa llena de pibes, pero ninguno de ellos son sobrinos. Serrat canta ahora esos locos bajitos desde los altoparlantes. Y recuerdo épocas en que esta casa estaba llena de bajitos. No locos. Bajitos.
Por suerte se despierta uno de los hijos postizos. Por suerte llama uno de mis sobrinos para decir  que hay un recital de Kapanga. Por suerte se despierta Balta y me dice que el Ades está podrido. Me lo dice con un ojo abierto y el otro todavía cerrado por el sueño.  Le digo que si no enchufa la heladera todo se pudre. Hasta nuestro corazón.
Mi mapa sentimental se van rearmando. De a poco, voy construyendo un sitio más íntimo que cuando llegué a esta casa. Es como un fuerte, desde el que hay que resistir. Aunque los flancos sigan descubiertos.

12.11.11

No nos importa nada



Todo se detiene en este sitio
vos lo sabés.

De las mañanas ni nos enteramos
las tardes son de siesta
las noches con estrellas y luna llena
que ocultamos entre dos ventanas
si tenemos ganas
no nos gusta la redondez de la luna
nada nos gusta perfecto
nada.

Lavé los cristales para que entre el sol oblicuo
que da de lleno en la cama
lavé los otros que dan al voyeur vecino evangelista
a mí me siguen dando a la tormenta negra cuando viene
al azul misericordioso de la primavera sagrada
al lucero aquel de Bérgamo Alta
de Paraty
o África
al costado de la playa.

La vida acá es tan simple pibe
la vida se deshace en relojes que retrasan o adelantan
para qué saber que el tiempo pasa
si está él siempre quieto
mientras nosotros le sacamos ventaja
después lo esperamos o retrocedemos para cobijarnos
en ese pasado que nadie más quiere recordar.

Pero al menos somos
                                  nosotros
vos allá
             nosotros acá
los que sabemos de lo que hablamos cuando hablamos
los que aspiramos aire para uno
tosemos por el otro
tragamos agua disimulando la pastenaca.

Nos debíamos este tiempo
esta casa
esta mirada
aunque como a Luz Casals
a nadie le importe nada.

A Clau, que aunque no se acuerde, me habló de esta mina y sus ojos de estrella, cuando yo la había olvidado en un Feliz Domingo para todos, en la casa de Maxi. Antes de Almodóvar, mucho antes, claro.

4.11.11

16


16 años atrás nos cortaban un cordón.
A veces me parece como si latiera todavía.

31.10.11

Pregunta


Ah Kali! Durge Namo Namo!
Por qué tu criatura no puede. Por qué no puede echar su vómito, por qué le cuesta tanto , y se retuerce en un espasmo encolumnando toda su fuerza que ya hace rato la dejó de habitar?
Por qué hay sol en las plazas y los vendedores de antigüedades liquidan los últimos saldos mientras una madre joven tironea del brazo de su pequeño, que gime y llora con un chillido desafinado?
Por qué la adolescente que cruza se acomoda el pelo, sus jeans le ajustan, por qué otros pueden sentir la brisa marina, el amor o lo injusto de una mala compra de naranjas en el supermercado?
Porqué los taxistas hablan por sus teléfonos móviles, y el semáforo cuenta los segundos que restan para cruzar en la avenida Libertad, la que da al mar, la que da al océano, la que cruza en línea recta hasta la selva de Kenia, los Himalayas  y el mercado chino?
Ella vestía su camisola hippie y se bronceaba al sol, hace sólo seis meses en esa frontera entre la piedra y el mar, antes de la línea recta que cruza , de este lado del Camino de Santiago, de este lado de Libia y su líder muerto asesinado a piedrazos a balazos, y mostrado con toda la desmesura del impío, de este lado de la India donde te veneran y te cantan los Krishnas y prenden sus sahumerios  y se pintan el tercer ojo, ella también pintaba, la recuerdo al sol, sus ojos claros impúdicamente celestes en directa competencia con el cielo que nos cobija, ella pintaba, artísticamente dijo el enfermero, desnudo artístico dijo, y la hizo reír antes del vómito, después del sueño, antes del pinchazo , después de la lucidez, se sacudió como si nunca se hubiese pinchado en su vida, en un espasmo  que quizá fue el preludio de su otro espasmo y su vergüenza, de su fuerza involuntaria para poder sacar de su garganta ese mucus largo y denso que le dolía, y  nos dolía, el que le hubiésemos querido arrebatar como las madres cuando sus críos se atragantan con un pedazo de pan, y meten rápidas las manos sin sentir asco, sólo sintiendo el miedo a que la vida deje para siempre ese cuerpo atragantado estúpidamente por un pedazo de algo que le dieron para alimentarlos no para matarlos, para alimentarlos, pero que como un boomerang se interpone entre su deseo y esa consecuencia inmediata, y se resuelve en una arcada, y con esa arcada estaba ella luchando por su vida, que sabe o presiente se termina en horas , días me dijo él, nunca sé cuándo la voy a ver viva por última vez,  sus ojos fijos en un vacío que lo recorre como a ella, serpiente albina y calva, hermosa como la cantante irlandesa que  quiso demostrarle al mundo su rabia luciendo una cabeza redonda , perfecta, sin mechones de pelo rubio al sol y con el vómito que le recorría el tracto digestivo ya tomado por su cáncer, su metástasis, su fin pronto pero no ya,  haciéndonos partícipes a todos los que la quisimos de alguna u otra manera,  de esa despedida sin cronómetros, sin ge pe eses, sin arribo ni llegada,  sólo la duda , la pregunta de siempre, por qué a ella,  por qué, por qué.

A Juan, a Graciela.

22.10.11

Fata Morgana, cuarenta años después.


Hace muchos años, cuando era una estudiante de Bellas Artes y vi en el cine Arte, no recuerdo ya con quién, Fata Morgana, filmada en 1970 por Herzog, jamás hubiese imaginado poder entrar alguna vez en ese espejismo que mostraba el alemán. Mucho menos , decir que ese paisaje lo conocía, es más, que había estado en ese paisaje. Que había vivido cerca de él.
Hoy, después de verla, busqué referencias, entrevistas, busqué en los títulos finales, pero nada. Nada que constate esa verdad tan clara como el agua .
Todas las referencias hablaban del desierto de Sahara. La película fue filmada entre 1969 y 1970 en el Sahara.
Y ese desierto, si bien lo vi desde los aviones que me llevaban al continente europeo desde la isla de Lanzarote, ida y vuelta, una y otra vez, una y otra vez, ese desierto, el Sahara, nunca lo pisé.
Sí mis pulmones recibieron, como todo habitante de la isla, situada a unos 100 km de Sahara, su arena, que cuando vuela, es llamada Kalima.
Sí anduve por ese lugar quemado de lava, negro, con volcanes rojos y verdes, en caravana de camellos,que muestran algunas tomas, pero ese no es el Sahara, son las Montañas de Fuego, o Timanfaya.
Sí estuve en el mismo lugar, donde un alemán vestido de buzo, muestra una tortuga, habla de ella, y la devuelve a un lago natural de piso blanco, pero ese no es un oasis en el Sahara, es el fondo del lago en Los Jameos del Agua de la isla de Lanzarote, un lago natural del túnel volcánico que se armó cuando el Volcán de la Corona se puso a echar fuego, piedras y lava, mucho antes de que yo ni siquiera sepa que viviría cuatro años en esa isla de 20 x 40 km.
Los Jameos, ahora Centro Turístico, fue abierto al público en 1966, gracias a César Manrique, y su pasión por unir arte, arquitectura y naturaleza.
Yo no sé si alguien , antes que yo, reconoció esos lugares, no lo sé, quizá no supe buscar bien en las referencias, pero no hay ningún dato de que Fata Morgana fuera filmada allí, como lo fue Los Abrazos Rotos. La isla de Lanzarote se hizo conocida para el gran público cinéfilo, con Almodóvar y sus Abrazos, pero en la época que filmó Herzog, 1970, la isla no tenía para nada la fama de la que goza hoy, lamentablemente para los defensores de su biodiversidad, pero sí era un paraíso elegido, por osados , "hippies o mugrientos"  alemanes, y europeos en general. Por lo tanto, no me cabe la menor duda de que Herzog, filmara allí, parte de su Fata Morgana.
Y además de la emoción que me causó el descubrir que el gran cineasta filmara esos sitios de extrema belleza, debo confesar que me impresionó el grado de experimentación cinematográfico de Herzog y su equipo, la lírica de los textos, no sólo los extractos del Popol Vuh del comienzo, sino fundamentalmente lo que él mismo escribió para la parte del Paraíso y el final y que se pueden leer en el video de arriba, un extracto del film.
Me impresionaon por lo profético, sin ir más lejos la sentencia: La paz ha matado la guerra, esa sola frase, después de tocarme asistir en la historia, cuarenta años más tarde, a la visión de las imágenes reproducidas de un tal Bin Laden o un Kadafi muertos y rematados en nombre de la paz, es de una fuerza extraordinaria , una sensibilidad de cineasta frente al futuro que me pone la carne de gallina.
Y si además le sumamos a todo lo antedicho las canciones de Leonard Cohen, sobre un plano del Sahara alambrado, es como demasiado para un sábado por la tarde.
No creo que todo sea un efecto de la Fata Morgana. El que así lo crea, que tire la primera piedra.

Ahora Suzanne te toma de la mano 
y te conduce al río 
lleva ropas viejas y adornos 
de los estantes del Ejercito de Salvación 
y el sol se derrama como miel 
sobre nuestra señora del puerto 
y ella te enseña donde mirar 
entre la basura y las flores.

 
Hay héroes entre las algas.


Hay niños en la mañana
que se asoman buscando amor 
y lo harán así para siempre 
mientras Suzanne sostenga el espejo.



....


Hasta luego, Marianne, es tiempo de que comencemos 
a reír y a llorar y a llorar y a reír sobre todo eso, de nuevo.

Nos encontramos cuando éramos casi jóvenes 
muy dentro del parque de lilas verdes 
te abrazaste a mí como si fuese un crucifijo 
cuando íbamos de rodillas cruzando la oscuridad 

Hasta luego, Marianne, es tiempo de que comencemos 
a reír y a llorar y a llorar 

y a reír sobre todo eso, 
de nuevo.


Parte de los dos temas, Suzanne y Hasta luego, Marianne, de Leonard Cohen, utilizadas por Herzog en Fata Morgana. 

19.10.11

Mendigos


Mendigos de amor los dos
patéticos
indignos
cuánto tiempo más nos va a costar borrarnos el nombre
designarnos al fin como lo que somos
y no como lo que piensan
cuando somos vistos?
habrá alguna vez alguien que se decida a perdonar nuestras vidas?
habrá alguien capaz de subir el pulgar en este circo romano?

desde mucho tiempo atrás
nos ha confundido el mote con el que nos llaman
pero sabemos
vos y yo sabemos que sólo somos mendigos
y que tal vez lo cambiamos algún día
de alguna primavera pasada
por el de piratas
robadores de mar holandeses
guerrilleros de lo imposible
utópicos buscadores de un amor desesperadamente ingenuo
lírico y tonto
que quedó en la nada

entre tu país y el mío
en ese exilio elegido
de olor a neumático quemado
de ruido a cacerolas y manos batientes
ese país del que me prendí como una garrapata sin destino
desde el que te llamé desesperadamente
una y mil veces para escuchar tu vieja voz
conocedora de lo único puro que cargaba
inútil ruego
para que me arrastraras lejos
me dijeras algo que sabía jamás iba a escuchar
mi nena mi nenita
tocá el violín  bajo la nieve
bajo la furia del sol que hierve
no puedo decirte más
ya lo sabías

toqué el violín y caminé kilómetros mirando el mar
de día y noche
buscando un signo
como aquella canica de goma
con un dólar en su adentro
que partí en dos
para comer y soportar
gasté suelas
y me hice llagas de picón
me armé con gorros de folletos turísticos
espadas con papel de restaurantes
y le dí cuerda a la vida
estocándola suciamente
ponzoñosa
clavada en mí clavada en ella

y un día me descubrí prendida de aquellas buganvillas
del un volcán rojo y un mar turquesa
de una escuela subiendo la loma
con un maestro de árabe hablando francés

prendida del five o'clock y el té de durazno con la inglesa
un día
me descubrí prendida
de aquel país de aquella isla
donde alguien me enseñó la palabra gandul
una de las más bellas que encontré en la vida
y me trajo un día tembloroso su regalo
convencido de que Zitarrosa era mi compatriota
tan inculto fue tan humildemente inculto
que me regaló el violín de Becho
a pura nostalgia y llanto
en una copia de su tesoro más preciado

un día quedé prendida de aquel país de aquella isla
con esa bruta maruja virtual
hablando de su tía asturiana
cosiendo sus trenzas al gorro republicano
cuando los franquistas la dejaron rapada
sin melena para lucir
sin perfume para embriagar
a sus diez y tantos años en un país en sepia

qué sabrán los otros cuán mendigos de amor fuimos
o después
piratas de mar holandeses
patéticos e indignos
agarrados a un tubo de teléfono
suspirando vos
llorando yo
lo que hemos construido
en ese contar de a dos y lejos
sin hablarnos
sin sabernos a diario
sin rumbos ni aconteceres
ni hijos ni trabajos
desdichas ni rutinas
sólo el empujón para partir
mi nena mi nenita
tocá el violín bajo la escarcha
bajo el viento huracanado o
polar de la desdicha
no puedo decirte más
si vos ya lo sabías.

18.10.11

La cosa gris

Ella sacó su boleto, se sentó y se acomodó para un sueño de largo viaje, pero el bondi no era cómodo, así que no le quedó otra que mirar por la ventanilla, de costadete , como diría su padre. No estaba mal mirar la vida de costado. Te da otra visión de todo. Nada se toma en serio, o no tanto por lo menos, que ya es mucho.
Lo primero que vio fue un auto con el techo sucio, le llamó la atención, porque en su interior había un tipo tratando de sacarse el saco del traje, apurado, antes de que el semáforo se pusiera en verde. Su hijita, no tenía pinta de pasajera de remis, en el asiento de atrás, se revolvía el pelo, y tenía un uniforme escocés, de esos de colegios privados. Privados y caros. Qué raro que un tipo de traje y corbata gris azulada sobre una camisa impecablemente planchada tenga ese auto tan sucio pensó. Pero el semáforo dio la luz verde y como el auto era de los nuevos arrancó más rápido que el colectivo y se perdió de su vista. El sol le daba completamente en la cara lo que le daba más sueño, pero igualmente no llegaba a los niveles de calor requeridos para constituirse en somnífero natural y así poder dormir, pensó en el agarramanos de plástico encajado en su cabeza, y maldijo brevemente los nuevos tiempos, antes los asientos de los colectivos eran mullidos y altos, las cabezas apoyaban en la cuerina y quizá lo único que molestaba era un par de ribetes que tenían para subrayar el cambio de color, pero si se mantenía la cabeza firme en el centro, entre el cambio de colores y sus ribetes, las siestas eran lo mejor para acelerar viajes que duraban una hora como mínimo, cuando se debía cruzar la gran ciudad. Vio desde su posición pasar a varios autos sucios, techo, capó, cristales. Raro. Muy raro. En esa ciudad la competencia por tener un auto reluciente era sumamente conocida. Quizá la conciencia limpia no importaba tanto como el lustre del auto, o de los cristales de la casa. Para esa sociedad era un punto de importancia. Dime como brillan tus objetos y te diré cuánto vales. Se acordó del libro de Saramago, el de la basura, que no recordaba cómo se llamaba.  Comenzó a ver de pronto toda la ciudad sucia. Con una capa gris sobre todas las cosas. Se dio cuenta por qué el sol no la dormía. Por qué no la calentaba si le daba de lleno en la cara. Pasó el dedo por la ventanilla del bondi y se quedó con una finísima capa de algo gris, que le hizo despegar inmediatamente la cabeza del  agarramanos de plástico que tanto la incomodaba. Miró hacia su alrededor para ver si alguien la había visto pasar el dedo por la ventanilla y quedarse así, con el dedo erguido y enfrentado a sus ojos, inutilizable por esa capa gris, de algo que ella desconocía y que aparentemente a nadie le llamaba la atención. Se sintió aturdida. Y si era capaz de ver algo que nadie veía? Y si estaba llamada a algo superior, un entendimiento clarividente que le habían otorgado vaya a saber quiénes por decidirse a salir de su casa, sin dormir la siesta y aventurarse en el terreno urbano de esa ciudad de mal nombre que los engullía a diario a todos los que se aventuraban a salir de sus casas, pero que con la costumbre de hacerlo habían perdido la capacidad de observar? Buscó en su bolso un pañuelito de papel donde poner el polvo recogido que todavía tenía en la punta de su dedo. Haciendo malabares consiguió sacar uno sin utilizar la mano derecha que tenía el dedo con la mágica sustancia que la hacía distinta. Se imaginó llevando la muestra a un laboratorio , las portadas de los diarios hablando de ella, los periodistas agolpados en la puerta de su domicilio.
Al fin era alguien. Al fin, su destino se había revelado y le mostraba su misión en esta vida absurda y sin sentido. Al fin era premiada por algo que la haría reconocida a nivel mundial. El mundo le estaría agradecido por su revelación. Ya nadie volvería a salir de sus casas, sin tomar recaudos frente a esa cosa gris, que quién sabe que contaminantes tendría en su composición, que enfermedades produciría, que malformaciones provocaría en las generaciones venideras. Muy contenta guardó con cautela el pañuelo que contenía la sustancia, en el monedero del cual vació todo su contenido en el fondo del bolso, para que no se contamine con ningún metal, ni papelucho intrascendente. Llevaba sobre su falda la muestra del gran misterio. Miró de pronto hacia afuera para ver por dónde andaba, le parecía que habían pasado siglos desde que subió. Todavía, por suerte, no había llegado a destino. Miró hacia la gente que se apretujaba ya, miró a las chicas  que la molestaban depositando en su hombro el peso de sus mochilas. quiso advertirles que tengan cuidado con ella, que era la futura benefactora de la humanidad, pero algo la contuvo. Un exceso de humildad tal vez o una curiosidad malsana por saber de qué estupideces hablaban sin importarles la verdad, lo esencial de la existencia humana. Mi viejo no pudo viajar hoy. Ah no? No, no salió el vuelo, así que volvió a casa con una mala onda... Uh, y entonces qué. Nada, que no me dejó ir a lo de Cristian. En serio? qué mal! Sí... no me hables, odio la ceniza, la odio con toda mi alma, que tengo que ver con ese volcán de mierda, decime, eh?
Ella metió la mano en el bolso y sacó despacio el pañuelito doblado. Lo abrió y miró por un rato no muy largo la cosa esa gris, que se había empastado con la pulpa del papel. Lo arrugó con fuerza haciendo un bollo. Quiso tirarlo por la ventana. Pero se dijo que no. No estaba bien tirar cosas a la calle. Lo volvió a abrir y lo sacudió entre su piernas, miró al cielo. Ya no había sol. El cielo estaba completamente gris. Le pareció ver una llovizna incipente. Tan incipiente como el calor húmedo que le apretaba los ojos y no la dejaría dormir.

Dedicado a Daniel el adiestrador.

13.10.11

Ruidos nocturnos

De pronto, el ruido que me despertó se hizo más ancho, como si cupiera en la amplitud de los golpes que daba mi corazón, galopando en el silencio, galopando junto a los camiones , los primeros colectivos de la mañana, las primeras avestruces del campo, los aviones a chorro del otro lado del mundo, la vestimenta de los amantes antes de ser descubiertos, o mis diez primos preparándose para ir  a sus trabajos.

De pronto, bajé de mi sueño de mujer invisible, vuelta a nacer una y mil veces en esa rotunda vuelta de los sueños caprichosos , columpiándose entre mi hermana de ayer y la de hoy, mi padre muerto y mi madre ya reseca en su tumba, como dos rosas en su más privilegiado tiempo, ese tiempo fragante, del que habla el Chumilaj  Vuh, que vendrá después de la noche oscura inaugurada por Hernán Cortez en 1492, cuando los olores se asemejen a los perfumes y los perfumes no pertenezcan a las metrallas, ni a los heridos de bala, sino a la mañana, como fue siempre, como debió ser siempre, antes del olvido al que nos sometieron, y al que calladamente, como borregos, aceptamos.

De pronto, el tiempo había llegado, el ruido provenía de mi costado, ese costado que siempre archivé, que siempre oculté, y que estallaba ahora junto a los golpes de mi corazón, y como autómata me zambullí en la oscuridad que rodeaba la cama, sin pensar que las medias en el piso quizá me jueguen una mala pasada, en caso de pisarlas, o la cola de la gata, a quien yo, con mi más absoluta inocencia, quizá le pisara brutalmente con mis pies furiosos de encontrar la razón de ese ruido que presagiaba la muerte de alguno de los ocupantes del piso de arriba, y de los que yo no quería despedirme, aunque sabía que más tarde o más temprano, ese año era el definitivo. ¿Cuánto más podía retrasar su fuga?.¿ Cuánto más el ser analfabeta de sus miserias me dejaría dormir pensando en un mañana llevándoles el diario hasta su puerta?. ¿Cuánto más mi estúpido indagar en los tiempos idos los sostendrían atados con un hilo de caja de pizza , esos que se cortan con los dientes, a sus sillas, a sus camas, a su piso, a su ventana ya sin la pulcritud de los vidrios más limpios del barrio?

Fue entonces cuando el ruido entró por mis ojos al salir del cuarto a oscuras. El sonido burlón de dos adolescentes echados en un colchón sobre el  piso, cargados de muecas frescas de voces cavernosas , la ventana abierta por donde se entreveía la mañana amanecida en un rato, con un coro de pájaros que también dejó de piar como los adolescentes de hablar, para mirar todos juntos mis desorbitados ojos, mis movimientos sin traducción, preguntándose que mal bicho me había llevado hasta esa puerta, sin el pudor de una bata, con los pelos como electrificados por una corriente  para matar al último bribón que quiso robar un supermercado y que espera paciente  su muerte en el pasillo  de la cárcel de Texas sabiendo que no podrá asistir a su funeral sino en calidad de espíritu creyente en las sagradas escrituras védicas.

Schh!!!.....algo está pasando , dije en un tono cómplice pretendiendo disminuir mi ridícula presencia ante el coro de pájaros y adolescentes, fantasmas y personajes de sueños vueltos a su sino, gatos y condenados a la silla eléctrica: algo pasa arriba. Dos carcajadas me zumbaban al oído,  me trajeron nuevamente al lugar de dónde nunca debí haber salido, mi corazón como  potro tratando de frenar en algún estanque de agua aunque más no sea sucia, la gata  maullándole a mi inexplicable aparición, y el escaso entendimiento sonsacándoles a los adolescentes una promesa de no empujarse más en esos juegos tontos que tienen ellos, que utilizan en cualquier tiempo y lugar, aún vencidos por el sueño, esos empujones sin pensar, sin realmente tener un minuto de reflexión sobre lo que puede llegar a suceder si alguien susceptible como yo, sufriese de alta tensión arterial.

Por suerte, sé que alguien, lector, lectora, de esta crónica, se va a sentir identificado con mi situación, lo diga o no lo diga.
No soy exagerada, estoy vieja.

9.10.11

Nubes de París




¿Cómo serán hoy las nubes de París?
¿Cómo las de Paraná,  Äbenrá, Tokio, Boston,
Bérgamo, Tías, Chascomús,
Praga, Lonquimay?


Desde mi ventana
me meto en ellas
fungándome de esta bendita tierra.

Me atrae su calma para evaporarse
fundición sin alarmas
majestuoso devenir
para recrearse en otras
más pequeñas
más sin forma.

Me emociona los siglos de
saberse iguales
gordas y lentas
agudas
tormentosas
frágiles
guarangas
cruzando el cielo
sin importarles que debajo
muy debajo de ellas
existimos.

5.10.11

Revolución o picnic, uno elige...





Mi mejor amigo me entregó al enemigo
mi madre se escapó con él
en un torino rojo como el sol
como mi sangre
como el pimiento de mi corazón.


Desde temprano amanecí cantando este vals
presagio de día
canción telonera de algo que vendrá
resaca de mi historia.

Apareció cuando dejé el sueño
y escuché los ruidos de los que se iban
hacia un día más
de los que se encolumnaban en las filas del ochenta
o del ciento cuarenta y seis
interminables víboras
de resignación matutina
apenas salido el sol
los ojos pegoteados
la sonrisa deshilachada en un mate lavado
el perfume dulzón de las mujeres mal pintadas
las madres empujando destartalados carritos
con sus durmientes críos
mientras los otros
correteando entre ellas
revoleaban sus mochilas
en el último tiempo de su juego infantil
los guardapolvos blanquitos
que mancharían después
en un recreo.



Un kilo de fierro en una mano
y uno es otro 
o sos Caín o sos Abel
y eso si tenés tiempo de elegir


la mayoría no llega ni a romper el cascarón.

Los pasos desganados
la prisa por ser uno más en la vida asignada
el destino barajado por quién sabe quién
en el reparto de la historia.

Pero, 
no es por protestar
si siempre ha sido igual.


Cuento las pastillas
cómplices del pensamiento anulado
de mi entender y no querer
del cuestionario idiota
filosofia improductiva
del encierro autoimpuesto
para no asistir
a esa ceremonia diaria de urgencias y oficinas
escuelas y tiendas
supermercados y agencias de lotería y pago fácil.

Viste?
Para un poeta beatnik
siempre hay una opción.

El cambalache de mi desorden
los fetiches del recuerdo
seguirán ahí
esperando el ritual de siempre:
el primer chupete
el corcho atado a un hilo
un reloj que no anda más
la canica de cristal
la gata quieta
los libros marcados con fotos de un tiempo que ya fue
números en un papel
facturas por vencer
videos apilados
moleskine antiguas
y la luz del sol bañándolo todo.
Como para la foto.
Esa foto que me quita las ganas de vivir.


Pero no es por protestar
Si siempre ha sido igual
vamos a pescar...


Los versos en cursiva son parte de la letra escrita por Acho Estol, del vals Revolución o Picnic, de La Chicana.


A Marce Piedrota

2.10.11

Tentaciones del calendario

Cada vez que paso una hoja del calendario que cuelga en la cocina, cada vez que veo los casilleros limpios, la nueva imagen, el uno en blanco, me da una sensación de esperanza tan vana y frágil que se desvanece cuando leo el nombre del mes y cobro conciencia del paso rotundo, impío, del tiempo.

Por qué la esperanza, por qué ese pensar que todo será distinto, si sé que el tiempo es tan  inasible como caprichoso , relativo y traicionero? Sin ir más lejos en mi calendario mañana es fiesta, y debo acercarme y ponerle especial atención a la letra chica que aclara por qué en Alemania se festeja el tres de octubre y aquí, el despertador sonará a la  misma hora de siempre para los empleados que tienen su empleo, para los estudiantes que tienen sus clases, para las madres que atienden a sus hijos.

Hay una ilusión que dura lo que tarda en calentarse  el agua para el mate, una alegría pequeña y vergonzosa si se quiere, en ese dar vuelta la página y dejar el dolor, la sinrazón del mes que pasó, escondidos, hasta que aparece en el cielo del pensamiento una nube gorda y negra, diría Julio, como una bota, que aplasta mi entusiasmo pueril, y me recuerda que lo mismo sentí al comenzar el mes pasado, y que ya pasó otro más sin que nada prácticamente haya cambiado.

Julio Paz murió hace tres años, dice el calendario, pero para mí sigue caminando por Milán, descubriéndome los Panzerotti detrás del Duomo, enseñándome que el éxito en la vida no son las ventas en una exposición, sino lo que uno siente cuando se enfrenta solo y desnudo a su obra colgada toda junta, en la pared en blanco de la galería, y se felicita a sí mismo por no mentir, no mentirse. Yo tenía veinticuatro años cuando lo conocí, él pasaba los cuarenta y llevaba en sus pulmones veinte años de exilio. Sabía que el brillo enceguecedor de la fama artística no vale nada, que siempre hay lambones cuando a uno le va bien, y sólo queda uno mismo cuando los focos se apagan y dejan de iluminar, no así las estrellas, que siempre lo hacen , a todos por igual, sin distinción de vanidades y oropeles.

Ay, si alguien supiera lo que guardan mis ojos, mis sentidos, lo que mi percepción me dicta como me dicta el recuerdo: el del amigo que murió el primero de octubre estando en tierra extranjera; el de la infancia de la mano de mi gemela Alejandra, muerta para ella como mi amigo; mi otro amigo; la amistad sin ganancia ;la hermandad solidaria con la mano extendida.

Busqué una postal que me envió Julio, busco su letra, su ironía, como anoche deambulé buscando una foto mía en una casa donde debería haberla hallado, porque están mi sangre y mi ADN. No las encontré, ni a la postal ni a la foto. Es entonces que entra el aire atropellado por la ventana y me salva el olor de los jazmines apretados, me aclara como el amigo fiel que me acompañó ayer, que la vida vuelve una y otra vez con sus perfumes, algunos nauseabundos, ácidos, como el de la traición y el olvido, otros dulces y profundos como el del abrazo sincero, cuando uno se deja tentar por el calendario.


" Debés recordar que aunque soy un hombre comprometido,también mi triunfo es fugaz y dura sólo el tiempo que empleo para grabar una plancha o realizar una pintura; luego entro en aquella región multitudinaria del resentimiento y de la tristeza, de la angustia y la piedad, donde predomina la inteligencia coordinadora que regula las emociones autodestructivas."


De una carta de Julio a  Poni Micharvegas.


a Marcelo Alfaro